¿Por qué miente mi hijo?

Pinocho ha sido durante años un personaje favorito de los niños y más allá de todas las aventuras por las que atraviesa, parece que el gusto que despierta en ellos es debido a que pueden identificarse con él, con el niño que miente. Y es que mentir ocasionalmente es hasta cierto punto un componente normal del desarrollo de todo niño y es sólo cuando las mentiras se convierten en algo persistente que debemos preocuparnos, ya que pueden estar indicando que existe alguna problemática que hay que atender.

No podemos hablar de mentiras cuando los niños tienen menos de tres años, ya que no tienen claro el concepto de lo que es verdad y lo que no lo es, el cual se irá adquiriendo conforme vayan creciendo. De igual forma, antes de los seis años es importante distinguir entre la intención de engañar y el mundo de fantasía que es tan importante para los niños en esta edad, cuando por ejemplo dicen que son Spiderman o una de las princesas de Disney o que tienen un amigo imaginario o te platican que tuvieron una aventura por la selva y se enfrentaron a animales muy peligrosos, todo ello es parte de su fantasía, que les ayuda a ir desarrollando su pensamiento, pero si por el contrario, lo que dicen no es verdad, pero no parte de su imaginación, sino que lo dicen con la intención de engañar, entonces se trata de una mentira, como por ejemplo: “Yo no tiré el agua, vino Santi y él fue”. Una vez pasada esa fase del desarrollo, las mentiras pueden tener causas diferentes, éstas son algunas de las más comunes:
Son un medio por el que evitan asumir la responsabilidad de sus actos, por ejemplo: cuando nuestro hijo nos dice: “Yo no rompí la maceta”, intenta escapar de afrontar las consecuencias de sus acciones. Cuando esto es así, conviene preguntarnos qué tan severos estamos siendo al castigar cualquier falta, ya que el miedo a las consecuencias puede hacer que prefiera no decir la verdad. Lo mismo sucede cuando los papás tenemos expectativas demasiado altas, que pueden ocasionar que nuestros hijos mientan para no sentir que nos fallan, un caso típico es cuando ocultan que obtuvieron una mala calificación en la escuela. Los niños pueden también mentir por vergüenza, porque determinadas situaciones les dan pena, como cuando un niño no quiere decir que está siendo rechazado por sus compañeros en la escuela, porque lo hace sentirse muy avergonzado y no quiere que nadie se entere.Las mentiras pueden ser así mismo un manera de medir a los padres, de probar hasta dónde pueden llegar y de si vamos a darnos cuenta o no de que están mintiendo; en otras palabras, de ver si pueden salirse con la suya, como una manera de ir creando sus propios límites y de autoafirmarse.

Finalmente, cuando existen problemas de autoestima, los niños pueden temer excesivamente la desaprobación o tener una necesidad intensa de obtener afecto, lo que los lleva a mentir o a ocultar la verdad, como ejemplo tenemos a los chiquitos que ocultan que no han cumplido con sus deberes (hacer la tarea, recoger su cuarto, lavarse los dientes), por temor a que al ser desaprobados por sus papás o por alguna otra autoridad, ésta les retire su afecto.

¿Qué hacer?

Uno de los primeros pasos para atacar esta conflictiva, es hablar con nuestros hijos para tratar de comprender el motivo de su mentira y con ello trabajar con lo que está de raíz. También es importante explicar de manera muy clara la diferencia entre la verdad y la mentira y qué es lo que esperamos de ellos.

No olvides nunca que hay que predicar con el ejemplo, es muy claro para nosotros cómo los niños suelen imitar todo lo que hacemos y eso incluye mentir. Para ejemplificarlo, pensemos en una mamá que le repite a su hijo hasta el cansancio: “No debes decir mentiras”, para después tener esta conversación:
Hijo: “Mamá, te llama la señora Martínez por teléfono”
Mamá: “Dile que no estoy”
Recuerda que los niños imitan lo que haces, más que lo que dices, por lo que es importante ser congruentes.

Enseñarles a ser empáticos con los demás es una lección de suma importancia para evitar las mentiras, ayudarlos a que se pongan en el lugar de la otra persona y de lo que siente cuando le mienten probablemente evitará que mienta en el futuro.

Es importante también infundirles confianza, que tu mensaje para ellos sea que lo que sea puede manejarse y que se solucionan mejor las cosas diciendo la verdad. No avergonzarlos, reprimirlos excesivamente o reaccionar de manera exagerada  cuando hagan algo “malo”, les ayuda también a no temer las consecuencias de decir la verdad y asumir responsabilidad por sus acciones.

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